Siempre estamos insatisfechos. Toda la vida muriéndonos por encontrar algo que no existe: EL AMOR. El amor con mayúsculas, el arquetipo que todos tenemos del amor, desengañémonos, es una utopía. Solo y únicamente lograremos disfrutar, de cuando en cuando, de unos muslos de terciopelo, un mástil al que asirse en la tempestad, flotadores mullidos que nos salven el alma..., sexo puro y duro, aséptico, enfermizo, epidémico, esquizofrénico, sado, maso, engañado, embaucador, seductor, prostituido, alienado..., pero sexo, y casi siempre disfrazado de amor.
Ella no era una ella cualquiera. Tenia el sexo como labios, suave, anhelante, provocador, palpitante..., solo le faltaba hablar. Cuando besaba con esos labios, los que no dan conferencias, el veía entre pestañas, y cuando la besaba cerraba los ojos para no ver tanto espanto detrás de sus labios. Cerré los ojos, bese su boca y no vi el espanto detrás de sus labios. Sentí como buscaba desesperademente con su lengua. Escrutaba cada milímetro de mi boca a una velocidad vertiginosa, no me dejaba respirar, asfixiaba. ¿Que le intrigaba tanto? No entendía tanta pasión por una simple boca, quizás sucia y maloliente, y menos con aquel faro de arrecife entre las piernas. La luz del faro giraba y giraba e iluminaba su verdadero ser. A golpe de faro fui quitándole todas las mascaras: el antifaz de intelectual, los ademanes de exquisita, su ingenua autosuficiencia..., y surgían palabras, balbuceos como:
Te necesito. Uffff...Te quiero. Ahhh...No te pares. Cariño. Amor mío. No me dejes. ¡Que polvazo...!. Los ojos vueltos, la cara desencajada, la boca babeante y ansiosa, el cuerpo de ola, las manos como garras, real y etérea.
Ella pensaba que el era uno cualquiera. No necesitaba un hombre para nada, excepto para follar. Podía vivir sola, comer en soledad, dormir en una cama enorme, pasar los domingos leyendo en un silencio sepulcral, prescindir de todos y de todo...pero de vez en cuando necesitaba un buen faro entre las piernas. Un faro con mucha luz, que la iluminase durante otra semana o, si era suficientemente fuerte (en realidad débil), un mes.
Tiene un miembro fantástico, en su justo termino medio que es donde esta la virtud. Es un virtuoso del sexo. Qué lastima que solo sirva para esto. En realidad a mi que me importa, mientras que me folle bien follada, que haga de su vida lo que quiera. Es un cabrón...¡Que barbaridad! Sin decirme una palabra me hace perder el control. Pierdo la noción de la realidad: ¡Uff..!. Dios mío que esto no se acabe nunca. ¿Pero que estoy diciendo? Yo no creo en Dios...No puede darse cuenta de que tiene tanto poder sobre mi. No puede ser, soy una perra salida, seguro que lo sabe, seguro que cree que me tiene en sus manos, que puede hacer conmigo lo que quiera, que no puedo prescindir de su falo. Si, lo sabe, pero no importa, también debe saber que su falo sin mi no es mas que un moco de pavo. Como se mueve, que rápido, que fuerte: Ahhhh...haz conmigo lo que quieras... No puedo perderlo por nada del mundo:Cariño, te quiero, no me dejes nunca, te necesito.